martes, 30 de marzo de 2010

Paso al frente contra la ceguera


publicado en
Crítica Digital


Un prototipo de “ojo biónico” ayudará a quienes padezcan retinitis crónica, una condición genética y degenerativa. Sería el mayor hito desde el alfabeto Braille.

Este martes podría no ser un martes más para algunos pacientes que padecen ceguera. Un anuncio del Gobierno de Australia presentó en sociedad un prototipo de “ojo biónico”, cuyos creadores esperan que sea capaz de devolver la vista a personas que sufren la pérdida de visión degenerativa y hereditaria por una condición genética conocida como retinitis pigmentosa.
El proyecto, que tuvo una inversión de 42 millones de dólares australianos (38,6 millones de dólares estadounidenses), “puede ser uno de los avances médicos más importantes de nuestra generación”, afirmó el primer ministro Kevin Rudd.
A más de 150 años del diseño del alfabeto Braille, el nuevo hito en la ayuda contra la ceguera “permitirá a Australia mantenerse en la vanguardia de esta línea de investigación y comercialización, y puede devolver la vista a miles de personas en todo el mundo", dijo Rudd.
Según los científicos australianos, el invento se implanta parcialmente en el globo ocular y está diseñado para pacientes que sufren una pérdida de visión degenerativa y hereditaria causada por una condición genética conocida como retinitis pigmentosa.
El "ojo biónico" dispone de una minicámara, colocada sobre una lente, que captura imágenes y las envía a un procesador que puede guardarse en el bolsillo. El dispositivo transmite una señal a la unidad dentro de la retina que estimula las neuronas vivas dentro de ésta, que a su vez mandan las imágenes al cerebro.
Los usuarios del "ojo biónico" no volverán a tener vista perfecta, pero se espera que puedan ser capaces de distinguir puntos de luz que el cerebro podrá reconstruir en imágenes.

viernes, 12 de marzo de 2010

miércoles, 10 de marzo de 2010

Empiezan los Juegos Paralímpicos de Invierno


Desde el próximo Viernes 12 de marzo y hasta el Domingo 21 se llevarán a cabo los Juegos Paralímpicos de Invierno en la ciudad de Vancouver, Canadá.
Vancouver será el primer Juego Paralímpico de invierno de la historia en contar con deportistas argentinos. Los pioneros en la nieve serán los esquiadores Juan Ignacio Maggi y Leonardo Martínez que competirán del 12 al 21 de marzo en Canadá.

La clasificación no fue fácil. Ambos atletas llegan a la cita olímpica gracias a sendos Wild Card (invitación especial) otorgados por el Comité Paralímpico Internacional y gestionados por el Comité Paralímpico Argentino (CoPAR) y la Federación Argentina de Ski y Andinismo (FASA). Sin dudas, este debut olímpico puede celebrarse tanto como haber subido al podio. José María Valladares, presidente del CoPAR sostiene que tener esta oportunidad es “algo impresionante y muy positivo para el deporte argentino”. Como condición, Maggi y Martínez debieron participar de la Copa de Europa en la ciudad de Piztal – Austria, donde sellaron su pasaporte a Canadá.
Esta es la décima edición de los Juegos Paralímpicos de invierno, que se realizan cada cuatro años desde 1976, inmediatamente después de los Olímpicos. En esta oportunidad los deportistas con diferentes discapacidades competirán en cinco disciplinas: esquí (alpino y cross country), biathlon, curling en silla de ruedas y sledge hockey (se juega sobre un carrito que se desliza en el hielo). Los pesos pesados en este tipo de torneos son los países nórdicos, Alemania y Estados Unidos, siempre en el primer pelotón del medallero.

Aquí están, estos son.
Juan Ignacio Maggi tiene 47 años, y a pesar de las secuelas de una poliomielitis, siempre ha sido un fanático del deporte y está acostumbrado a los grandes desafíos: corrió maratones en New York, Roma, Argentina y Barcelona en su bicicleta de mano con la que también cruzó los Alpes suizos. “Mi mayor satisfacción en el deporte fue en una maratón de cinco kilómetros en Córdoba, que hice con bastones canadienses. Llegué 30 minutos después del último pero había tres mil personas esperándome para aplaudirme. Fue una gran emoción”, recuerda Maggi.
Luego de varios intentos fallidos, aprendió a esquiar con Christian Alias (hoy coach del equipo argentino que viaja a Vancouver). Una vez que Juan Ignacio tuvo su silla propia para poder esquiar (un carrito que se apoya en uno o dos esquíes), el pensamiento de ambos fue el mismo: “Hasta las olimpíadas no paramos”.
Luego se sumaría al proyecto el malargüino Leonardo “Poke” Martínez, de 34 años, ex instructor de ski de la Escuela de Valle de Las Leñas, que hace tres años sufrió un accidente que lo dejó en silla de ruedas. Hoy, sigue haciendo lo que más le gusta y junto con su compañero de equipo se entrenan hasta cinco horas por día con la cabeza puesta en las pistas de Vancouver. Ambos participarán en esquí alpino. Este es uno de los deportes más “adaptables” para personas con discapacidad: tiene 17 variedades y lo practican deportistas ciegos, discapacitados mentales o motores.
El equipo argentino lo completa Valeria Grandinetti, jefa de la delegación, que desde Las Leñas dirige la Federación argentina de Ski y Andinismo y tuvo mucho que ver en este logro. ¿Pensar en una medalla es una utopía? “Sin antecedentes logramos la clasificación, que es el sueño más grande de un atleta. Ahora los principales rivales somos nosotros mismos”, explica. Sobre los sueños y posibilidades de podio, Maggi es claro: “Siempre soñé con esto pero de la mano de la bici, nunca pensé que participaría en esquí. Por mi parte no hay ninguna posibilidad de una medalla, creo que mi triunfo fue abrir el camino. Estamos seguros de que en adelante vendrán muchos más”.
Más allá de lo difícil que será subir al podio, el deporte argentino da un paso gigante en su desarrollo. Eso también es para festejar.
Fuente

martes, 2 de marzo de 2010

Literatura entre sombras

Publicado en revistaenie.com
En la localidad bonaerense de Villa Martelli, Carlos Lima Coimbra sostiene sin ayuda oficial o empresarial el Centro Iberoamericano Cultural de Audio Lectura y Educación (Cicale). Allí almacena una biblioteca con alrededor de 3600 audiolibros destinados principalmente a lectores marginales, como ciegos y discapacitados.

De una vida normal directo al infierno y de allí al Purgatorio hasta quién sabe cuándo. En esos términos dantescos Carlos Lima Coimbra define su destino de ceguera. Desde hace seis años convive con una enfermedad inmunológica irreversible que redujo drásticamente su capacidad visual. Llegó a perder la totalidad de la visión, aunque ahora pudo recuperar parcialmente la de su ojo izquierdo. Lector compulsivo, lo primero que pensó por esos días oscuros de 2004 fue cómo salvaguardar el refugio de la literatura. Pero fue recién cuando sumó 500 audiolibros en su biblioteca que decidió compartirlos. Para eso formó el Centro Iberoamericano Cultural de Audio Lectura y Educación (Cicale), la ONG donde llegó a almacenar alrededor de 3600 audio y videolibros.
A pesar de que tiene audiolectores en todo el país, que gratuitamente envían y reciben textos en cds y Mp3, y que desde el año pasado provee un servicio a escuelas del partido de Vicente López, no recibe un peso del Estado nacional, provincial o municipal. A puro pulmón, empuja el sueño de esta particular biblioteca en su casa de Villa Martelli, junto a la directora administrativa Adriana M. Nos chese, el director institucional Luis Sánchez Trucido y el apoyo de su familia.
Con el pasar del tiempo Lima Coimbra descubrió que los audiolibros no eran sólo una posibilidad para que las personas con discapacidades visuales, motrices o neurológicas pudieran seguir disfrutando de la literatura. También, encontró que podía mejorar las condiciones de las personas con síndrome de Down, autismo, Parkinson, dislexia, y también de los enfermos terminales. Los audiolibros son además otro soporte para los lectores autodenominados normales.

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